Marcadores genómicos y medicina personalizada en la alopecia androgenética: una revisión exhaustiva
Síntesis y comentarios a cargo de la Dra Rocio Parrilla. Médica Ginecóloga y Obstetra egresada de la Universidad de Buenos Aires. Especialista de Producto de Laboratorios Vidatec.
Introducción:
La alopecia androgenética (AGA) es la forma más común de pérdida de cabello, afectando a hombres y mujeres en distintas etapas de la vida. Está relacionada con la acción de la dihidrotestosterona (DHT) y tiene una base genética importante, con polimorfismos de un solo nucleótido (SNPs) asociados a genes involucrados en el metabolismo androgénico y la regulación del desarrollo del folículo piloso. Aunque existen tratamientos farmacológicos como minoxidil y finasterida, su efectividad varía según el paciente, lo que resalta la necesidad de enfoques personalizados.
La farmacogenética, que estudia cómo las variaciones genéticas afectan la respuesta a los fármacos, ofrece una vía prometedora para personalizar el tratamiento de la AGA. Al identificar SNPs relevantes, se pueden diseñar terapias más eficaces y con menos efectos adversos. Integrar esta información genética en la práctica clínica podría mejorar significativamente los resultados del tratamiento y la calidad de vida de los pacientes.
Alopecia androgenética
La alopecia androgenética (AGA) es la principal causa de pérdida de cabello en hombres y mujeres, con una prevalencia creciente con la edad: afecta al 50% de los hombres a los 50 años y hasta al 80% a los 70, mientras que en mujeres llega al 40% a los 70 años. En los hombres, suele iniciar en la adolescencia tardía con un patrón en forma de «M», mientras que en las mujeres se manifiesta como un adelgazamiento difuso en la coronilla. La AGA está influenciada por factores genéticos —notablemente los genes AR y EDA2R—, así como por factores hormonales, como la acción de la DHT.
Su frecuencia varía entre grupos étnicos y se ha asociado con condiciones sistémicas como el síndrome metabólico, enfermedades cardiovasculares y SOP. Dada su relevancia clínica y social, se considera fundamental profundizar en sus bases genéticas, tratamientos actuales y el potencial de la farmacogenética para personalizar la terapia, con el objetivo de mejorar los resultados y la atención a los pacientes.
Genética y alopecia androgenética
La alopecia androgenética (AGA) tiene una fuerte base genética, con numerosos polimorfismos de un solo nucleótido (SNPs) identificados mediante estudios de asociación del genoma completo (GWAS por su siglas en inglés). El gen del receptor de andrógenos (AR), ubicado en el cromosoma X, es uno de los principales implicados, junto con otros genes como EDA2R, SRD5A2, PTGDS y APCDD1. Estas variantes afectan procesos como el metabolismo androgénico, la señalización WNT y las vías de las prostaglandinas, todos relacionados con la miniaturización folicular y la progresión de la AGA.
Se han identificado más de 600 loci genéticos relacionados con la enfermedad, lo que refuerza su carácter multifactorial. Estas asociaciones genéticas permiten no solo comprender mejor la fisiopatología de la AGA, sino también desarrollar terapias dirigidas y personalizadas. La investigación futura se enfoca en validar estos hallazgos e integrarlos con características clínicas para avanzar hacia un enfoque de medicina personalizada en el tratamiento de la AGA.
Terapia farmacológica de la alopecia androgenética
El tratamiento farmacológico de la alopecia androgenética (AGA) se centra en dos medicamentos principales: el minoxidil y la finasterida. El minoxidil, un vasodilatador, se aplica tópicamente y actúa prolongando la fase anágena del ciclo capilar y aumentando el tamaño de los folículos pilosos, lo que favorece el crecimiento del cabello y ralentiza su caída. Estudios han demostrado que la solución al 5% es más efectiva que la del 2% en hombres y mujeres. Por otro lado, la finasterida es un inhibidor de la 5-alfa-reductasa que se administra por vía oral; su función es prevenir la conversión de testosterona en dihidrotestosterona (DHT), un andrógeno clave en la patogénesis de la AGA. Al reducir los niveles de DHT, la finasterida puede detener la progresión de la caída del cabello y, en algunos casos, estimular su crecimiento. Sin embargo, su uso puede estar asociado a efectos secundarios como disfunción sexual en un pequeño porcentaje de usuarios, aunque estos efectos suelen ser reversibles al cesar el tratamiento.
Además de estos tratamientos tradicionales, han surgido terapias innovadoras como la terapia con láser de baja potencia (LLLT), las inyecciones de plasma rico en plaquetas (PRP) y las microagujas. La LLLT estimula el crecimiento del cabello al mejorar la actividad celular y el flujo sanguíneo en el cuero cabelludo. El PRP implica inyectar plaquetas concentradas de la sangre del paciente en el cuero cabelludo, liberando factores de crecimiento que pueden estimular los folículos pilosos y mejorar la densidad y el grosor del cabello. Las microagujas, a menudo combinadas con tratamientos tópicos, crean microlesiones controladas que promueven la cicatrización y mejoran la penetración de agentes como el minoxidil. Sin embargo, la eficacia de estos tratamientos puede variar entre individuos, y algunos carecen de protocolos estandarizados y evidencia sólida de ensayos clínicos a gran escala.
La variabilidad en la respuesta a los tratamientos puede deberse a diferencias genéticas y otros factores individuales. Además, la adherencia a largo plazo suele ser un desafío debido a la necesidad de aplicaciones continuas y la aparición lenta de resultados visibles. Por ello, se están investigando nuevas terapias como la clascoterona, un inhibidor tópico del receptor de andrógenos que ha mostrado resultados prometedores en ensayos clínicos al bloquear directamente los efectos de la DHT en los folículos pilosos sin afectar los niveles hormonales sistémicos.
Uso potencial de la farmacogenética para tratar la alopecia androgenética
La farmacogenética estudia cómo las variaciones genéticas influyen en las respuestas individuales a los fármacos, ofreciendo la posibilidad de personalizar el tratamiento de la alopecia androgenética (AGA) para mejorar su eficacia y minimizar efectos secundarios. Al identificar polimorfismos de un solo nucleótido (SNPs) asociados con AGA, es posible adaptar las terapias a las características genéticas de cada paciente.
Investigaciones recientes han identificado varios SNPs relacionados con la respuesta al tratamiento de AGA. Por ejemplo, los SNPs rs13283456 en el gen PTGES2 y rs4343 en el gen ACE están implicados en la regulación de la vasodilatación, un mecanismo clave en la acción del minoxidil, sugiriendo que individuos con estas variantes podrían responder mejor a este tratamiento.
Además, el SNP rs523349 en el gen SRD5A2, que codifica la enzima 5-alfa-reductasa tipo 2, se ha asociado con la conversión de testosterona en dihidrotestosterona (DHT). Variantes en este SNP pueden influir en la eficacia de inhibidores de la 5-alfa-reductasa como la finasterida y la dutasterida.
La vía de las prostaglandinas también juega un papel en la AGA. SNPs como rs533116 y rs545659 en el receptor de prostaglandina D2 (PTGDR2) han sido identificados, indicando que las variaciones en esta vía pueden afectar la progresión de la enfermedad y la respuesta a tratamientos dirigidos a las prostaglandinas.
La integración de estos marcadores genéticos en la práctica clínica podría permitir la personalización de las terapias para la AGA, mejorando los resultados y la satisfacción del paciente. Sin embargo, se requiere más investigación para validar estas asociaciones y desarrollar protocolos de tratamiento basados en el perfil genético individual.
Conclusión
La alopecia androgenética (AGA) es una condición compleja y multifactorial en la que la predisposición genética desempeña un papel determinante. La identificación de numerosos loci genéticos y polimorfismos específicos —como los presentes en los genes AR, SRD5A2, EDA2R y PTGDS— ha permitido comprender mejor los mecanismos moleculares que subyacen a esta forma de pérdida capilar. Estas variantes influyen tanto en el metabolismo de los andrógenos como en la estructura y el ciclo de vida del folículo piloso.
Si bien existen tratamientos farmacológicos efectivos como el minoxidil y la finasterida, su eficacia es variable entre los pacientes. Esta heterogeneidad terapéutica ha impulsado el interés por la farmacogenética, que se presenta como una herramienta prometedora para guiar decisiones clínicas basadas en la genética individual. La identificación de SNPs asociados a mejores respuestas terapéuticas podría marcar el inicio de una medicina verdaderamente personalizada en el tratamiento de la AGA.
A pesar de los avances, el traslado de estos hallazgos a la práctica clínica requiere aún evidencia más robusta, protocolos estandarizados y validaciones funcionales. Integrar la información genética con los datos clínicos y las preferencias del paciente es fundamental para optimizar resultados y mejorar la calidad de vida de quienes padecen esta condición.